jueves, 1 de octubre de 2009

EL MÉTODO DE TRABAJO DE CLAUDIA PIÑEIRO





“En mi caso, lo primero es una imagen que se va cargando de sentido a medida que se pone en movimiento a través del lenguaje y la escritura. Y en esa situación empezás a darles vida, sustento, cuerpo y un montón de cosas a los personajes.”

“La imagen tiene que estar mucho tiempo en la cabeza. Mauricio Kartún, que fue mi maestro de dramaturgia, me hacía escribir un pequeño resumen de la obra, de cuatro renglones, y dejarlo macerar. A las semanas se va cargando de muchas cosas. A veces se empieza a escribir inmediatamente y otras pasa un tiempo hasta que tiene un cuerpo como para que uno diga ‘ya estoy para lanzarme’.”

“Amos Oz plantea que cuando uno empieza una novela se hace un contrato, se planta un mundo y se dice: ‘Esto es lo que te voy a contar’. Lo que sigue tiene que honrar ese contrato. Esa imagen es fundacional y se es libre sólo en términos de ese mundo.”

“Escribir es un trabajo. Pensar que es un momento de inspiración, y que si no estás inspirado no se puede, es una fantasía de los que no escriben. Se pasa mucho tiempo escribiendo. A veces sirve, y otras hay que tirarlo. A veces no se te ocurre nada, entonces corregís. Pero siempre es un proceso en función de un trabajo. Hay ciertos momentos en los que cierta inspiración puede dar un toque que lo haga más interesante para el que lo lea. Pero el trabajo de la novela es de todos los días.”

“Vivo con mis tres hijos, y uno aprende a escribir en esa situación. Hay un cuento de Raymond Carver en el que hay una mujer que trabaja en una hotline y acaba de tener un bebé. Entonces está dándole el pecho al nene mientras, por teléfono, dice las cosas que tiene que decir. Y yo a veces estoy escribiendo, pasa por atrás uno de mis hijos y yo quizás estoy matando a un personaje, y me siento como esa mujer. En general escribo en la cocina, que es mi lugar favorito. Y trabajo desde las ocho de la mañana hasta las cuatro y media de la tarde, cuando los chicos vuelven del colegio.”

“Soy muy obsesiva y me costaría escribir sin saber adónde quiero ir. Lo que me sucedió con las tres novelas es que los finales supuestos que tenía se fueron modificando porque cuando vos empezás a darles vida a esos personajes, lo que ellos hacen a lo largo de la novela no te permite que terminen como te habías propuesto.”

Fuente:
www.criticadigital.com

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